Los espejos apuntaban en esa dirección. No había derrota en los
reflejos. Ellas, como las tres virtudes también disfrutaban del día. No parpadean.
La transparencia las retoca con esa
ceremonia de la representación. Se acoplan las infinitas variaciones. Hijas del
tiempo, sus juegos nos incitan o nos distienden. En este teatro la memoria
escurre la llama del erotismo.
400. Margo Glanz (México, 1930)
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Textos tomados de Saña (2007)El tocado Para efectuar una ejecución
capital por medio del delicado filo de la cuchilla de la guillotina es
imprescindible ...
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