Se le vino la Z encima. De eso la historia no se ocupa, y sin embargo, ser la última en el silabario le brinda la posibilidad de acelerar que el que llega al último llega con sabiduría. Salvados los escollos se presenta como un zarpazo, mortífera y devastadora como un zorro hambriento. Estaba escrito, créanme, la zarigüeya y Zapopan lo sabían desde antes de la llegada de los zancudos.
Las lágrimas no encuentran el camino del zorzal. Zafio destino.
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