Por los cuatro vientos el Cuatro evade la razón. Su carne cerebral está irrigada de nervios. Es una reorganización de los sentidos. Es lucido, percibe que la multiplicación del delirio se satisface con la tranquilidad de la posesión de su locura.
Todos los hombres son como yo, nos dice. Sólo que los legisladores del 97 mudaron para su provecho la cordura.
El cuatro sabe que es el duplo de dos, por eso quiere que lo dejen en paz. Lo dice por cuadruplicado, señores farmacéuticos legisladores: el mundo gira por el cuatro, no lo comprenden y por eso son tétricos.
Soy un tetraedro de materia con nervios de acero.
Sin cometrios.
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