En el corazón del burgo medieval, entre granitos amparada, la Rua (calle) de Sant’Ana sube o baja según encaminemos nuestros pasos. Si nuestros pasos son mentales, un eco nómada nos recuerda que el espacio y el tiempo son la médula del instante. Por el contrario, si nuestros pasos son los simples e inconcientes trayectos cotidianos, al subir por la rúa de Banharia tendríamos que tomar aire y pisar con cuidado; si bajamos por la Sé (catedral) tendríamos que tensar los músculos y equilibrar el paso para no rodar estrepitosamente. Caminar en el medioevo no permite ensoñaciones que nos alejen del paso a pasito.
El rostro de las ciudades se transforma a diestra y siniestra y nuestra imaginación reconstructiva es un fósforo de encrucijadas voluntariosas e inciertas; la Rua de Sant’Ana se llamo en un inicio Rua das Aldas, se cuenta que es la calle más antigua de la ciudad de Porto; el cambio de nombre, no se sabe en que momento se realizo pero, lo que si es irrefutable es la razón de la mudanza, aquí se encontraba la cerca de etilo románico y una de la puertas de entrada a la ciudad, se conocía como arco de Sant’Ana, por tener un nicho con la imagen de Santa Ana y el Niño. El arco fue demolido en 1821, pero el nicho y la veneración continúan. La imagen original, se encuentra a buen resguardo en el Museo de Arte Sacra, y en el nicho se encuentra una réplica, veladoras encendidas y flores con devotos perfumes.
Antes del nicho o después; de subida o de bajada según nuestro recorrido, llegamos al número 36 y a una puerta verde que tiene escrito Modo Urbano. Maria José y Adrião son los amables y valerosos dueños de este espacio de varia invención; en la parte baja podemos encontrar ropa, bolsos, aretes, cuadros, libros y un calor medieval y cosmopolita en el trato. En el segundo piso, subiendo una escalera blanquísima y estrecha se encuentra el espacio de exposición.
El 15 de diciembre del año pasado expuse mi trabajo en este espacio, fue la primera exposición de pintura, Modo Urbano abrió sus puertas el día 4, motivo suficiente para sentir un apego urbano e intemporal.
Cuando Adrião me convido a realizar otra exposición en Modo Urbano, y al decidirnos por el 19 de abril, recordé que ese día se cumplían 10 años del fallecimiento de Octavio Paz, una de mis voces de cabecera, y podríamos realizar un íntimo homenaje al presentar trabajos alrededor de su obra. Octavio Paz no es desconocido en Portugal, la “inmensa minoría” -para recordar A Juan Ramón Jiménez- sabe que Paz dio a conocer en castellano a Fernando Pessoa y que en el libro Cuadrivium, ensaya sobre la poesía de cuatro poetas: Pessoa (portugués) López Velarde (mexicano) Rubén Darío (nicaragüense) y Luís Cernuda (español).
- Está combinado – me dice Adrião, forma muy portuguesa de afirmar que no hay mas que decir y que el compromiso es mutuo.
De nuevo la sensación de ver sobre la solidez del granito de la cerca románica la transparencia húmeda de la acuarela y un tiempo de otro tiempo transcurriendo entre granitos.
El rostro de las ciudades se transforma a diestra y siniestra y nuestra imaginación reconstructiva es un fósforo de encrucijadas voluntariosas e inciertas; la Rua de Sant’Ana se llamo en un inicio Rua das Aldas, se cuenta que es la calle más antigua de la ciudad de Porto; el cambio de nombre, no se sabe en que momento se realizo pero, lo que si es irrefutable es la razón de la mudanza, aquí se encontraba la cerca de etilo románico y una de la puertas de entrada a la ciudad, se conocía como arco de Sant’Ana, por tener un nicho con la imagen de Santa Ana y el Niño. El arco fue demolido en 1821, pero el nicho y la veneración continúan. La imagen original, se encuentra a buen resguardo en el Museo de Arte Sacra, y en el nicho se encuentra una réplica, veladoras encendidas y flores con devotos perfumes.
Antes del nicho o después; de subida o de bajada según nuestro recorrido, llegamos al número 36 y a una puerta verde que tiene escrito Modo Urbano. Maria José y Adrião son los amables y valerosos dueños de este espacio de varia invención; en la parte baja podemos encontrar ropa, bolsos, aretes, cuadros, libros y un calor medieval y cosmopolita en el trato. En el segundo piso, subiendo una escalera blanquísima y estrecha se encuentra el espacio de exposición.
El 15 de diciembre del año pasado expuse mi trabajo en este espacio, fue la primera exposición de pintura, Modo Urbano abrió sus puertas el día 4, motivo suficiente para sentir un apego urbano e intemporal.
Cuando Adrião me convido a realizar otra exposición en Modo Urbano, y al decidirnos por el 19 de abril, recordé que ese día se cumplían 10 años del fallecimiento de Octavio Paz, una de mis voces de cabecera, y podríamos realizar un íntimo homenaje al presentar trabajos alrededor de su obra. Octavio Paz no es desconocido en Portugal, la “inmensa minoría” -para recordar A Juan Ramón Jiménez- sabe que Paz dio a conocer en castellano a Fernando Pessoa y que en el libro Cuadrivium, ensaya sobre la poesía de cuatro poetas: Pessoa (portugués) López Velarde (mexicano) Rubén Darío (nicaragüense) y Luís Cernuda (español).
- Está combinado – me dice Adrião, forma muy portuguesa de afirmar que no hay mas que decir y que el compromiso es mutuo.
De nuevo la sensación de ver sobre la solidez del granito de la cerca románica la transparencia húmeda de la acuarela y un tiempo de otro tiempo transcurriendo entre granitos.
2 comentarios:
Estou em maré de “lacunas de miscibilidade”.
As ruas da Sé do Porto só me lembram fases imiscíveis num diagrama metaestável: interfaces difusas cuja composição variou com o tempo dando lugar a ruas com alta conectividade. A cinética é lenta e não favorece a mudança. Não há focos de nucleação. Não há semente que traga uma chuva de mudança. A Ribeira continua medieval em corpo e alma. É preciso ultrapassar o tamanho crítico, é preciso apoiar as iniciativas que procuram trazer à Ribeira a vida e a cultura.
Las gotas de agua toman cuerpo y se presipitan como las palabras cuando tienen un poco de polvo de memoria, si no es así no hay lluvia.
Gracias por tu antojo de visitarme.
Sergio Astorga
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