martes, 29 de mayo de 2012

Tardando




Llegó en el rescoldo de la tarde, lleno de hojas secas de vivos ocres.
Con los disturbios del Cantar de los Cantares.
Contra la ciudad que lo vio nacer.
Se enreda en las noticias del regreso.
Contra la luz y el verano
llega presagiando los dorados cielos
y los vientos contrarios. Es la señal,  
el cuerpo que se enreda en su propio cuerpo.
Un brillo que se hace y renace de cuerpo.

Yo le digo que venga a nacer sobre este lecho,
y es menos física y más imagen
y nada que la toque con palabras le inunda.
Soy uno sólo con mi cráneo
y en nombre de los que no son penetrados,
para los que nunca han sido penetrados 
por la noche, por esta idea fálica de la noche.
Para ellos. Para los silencios incorruptos son estas palabras.
Para los que llevan el halo virgen de la hoja
y sólo sueñan la garra que los mata.

Los eventos de la sangre son así: sin prestigio.
El único argumento es la caída, la excitación luminosa de la carne,
y los frutos que se encienden en nuestros vasos rotos.
Somos ojos que se clavan.
El rosto casi humano del abdomen.
La asfixia  del aire que tiembla en los pulmones.
Acrobacias y lengüetazos  a lo amado.

Llegó tardando, sin la claridad del micro-relato;
con el ungüento turbado y la dimensión del círculo roto,
con el muro destruido por el sol y las miradas.

Pudimos ser amor y semejantes pero el humo invencible
de los muertos crece como este rescoldo de la tarde.
Así vamos, nombrando los objetos y los reinos.

Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 60 cm.

viernes, 25 de mayo de 2012

As malas en la espalda I




Para inventar que somos salimos a las calles, al mundo. El paraíso que se perdió para siempre se mete en los zapatos y andamos, nos movemos en esa tira de la peregrinación desde el Mítico Aztlán hasta estas ruas (calles) de Porto, de un Portugal que se llenó los pulmones con mis primeras lecturas de Camões o de Pessoa, antes, mucho antes de saber que estaría a la sombra de un salgueiro (sauce).

Hay un pie en el tiempo y otro endurecido por la espera, y esta luxación es la misma que tuve cuando en la Ciudad de México me sentaba en la Alameda, en frente del Palacio de Bellas Artes a rondar los mármoles del vestíbulo con la imaginación y el bolsillo vacío. Sé que es una obsesión de hueso seguir insistiendo para que al árbol le crezcan ramas nuevas, si los rostros de mis muertos yacen en el Mictlán y la humedad de la memoria se filtra por esto días.

De la mano del bochorno, desde la ventana se alcanza a distinguir una franja del oceano Atlántico, tan horizontal, tan quieto, que parece mentira tanta furia de olas; tanta marinería; desde aquí sólo se enciende cuando el sol deja la sutura destellante al ocaso.

La vocación de ver y esta necesidad de evocación, se organizan en estos pasos sin brújula y la gana de pasar de brisa en brisa por estas ausencias geográficas han llenado las malas (maletas. Valijas).

Quetzalcoatl partió del Golfo de México y no ha regresado, su cuerpo se enreda y se confunde con otras plumas, su imagen se conjura entre el tezontle y el granito a la hora en que estas palabras bajan por las escadas (escaleras) del morro donde moro. Todo será promiscuo, como el tiempo que se narra.

Sergio Astorga

*Las maletas o las valijas.
Porta retratos en madera pintado con acrílico. Fotografía de una casa en la Ribeira, Porto.

lunes, 21 de mayo de 2012

Raíz



Sus piernas son los cuatro puntos cardinales que echan raíces en esta invalidez de la memoria.
Sus raíces hunden su técnica telúrica y crecen  matriarcales entre flautas y faroles.
En estas horas de paladar sumiso, amadas son las rubias mangas de sus encantos sin espinas.
Los martes y los lunes tienen su cordillera plana y los arrieros sudan su cintura al sol.
Es este olor a muslos cartesianos en que hunden su Quevedo en la inmóvil llama de universo.
Cuando caminamos guerreros por una eternidad sin luz, los sabores son súbitos de pañuelos blancos.
Hay un idioma en todo esto, tan indefenso y sabio que es mínima el agua que lo moja.
Hay un vivir de cuerpo entero que se estira hondo porque nace de una raíz demostrativa.
Remendar al día es un oficio intimo que se hace publico entre las paredes innumerables de mi cuarto.

Sergio Astorga
Tinta /papel

jueves, 17 de mayo de 2012

Degusto



La espada busca cortar la lengua con la fuerza extendida de tu noche. 
Desde entonces, se susurra el nosotros.

Sergio Astorga
Mixta/ papel 20 x 30 cm.

lunes, 14 de mayo de 2012

El Sireno



Se cuentan por centenas los años de cuando los viejos que habitaban la costa chica de Guerrero vieron, a la sombra de un árbol de mango dormitar a esa especie de pájaro pez que llamaron Sireno.

Fue un misionero franciscano que al oír la historia, relacionó esa extraña creatura con las estampas de sirenas que había visto en el colegio.  

En realidad el Sireno es varón, emite unos sonidos como de urraca ladrona y es feo y torpe en el agua. La leyenda original contada de boca en boca, decía que cuando se aparecía un aire de pereza se apoderaba de los curiosos.

Se le ha visto recientemente en diferentes costas alrededor del mundo. Los oceanógrafos y mitólogos, no se ponen de acuerdo si su reproducción ha aumentado en un acto de energía nada esperado de acuerdo a sus altos índices de somnolencia o producto del cambio climático, han migrado en busca de mejores condiciones de vida.   

Si alguien tiene la fortuna de encontrarlo, favor de afianzarse a su almohada y no hacer caso de sus silabeos. Corren el peligro de enamorarse de fatiga.

Sergio Astorga
Tinta/papel 20 x 30 cm.

viernes, 11 de mayo de 2012

Recogimiento



Los viernes las cuerdas del chelo se tensan y una suite en sol se compromete a saturar la casa.

Sergio Astorga

Cerámica 10 x 25 x 8 cm 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Humores



El color es una materia impalpable de ánimos que toma nuestra forma.


Sergio Astorga
Acuarela/papel 17 x 30 cm.

lunes, 7 de mayo de 2012

La Peste # 3




La sed y el polvo no han interpuesto barrera a la melancolía,  sigue ella girando entre las mentes, las nuestras.

Aquí, en el Abarrote, los humores se intercambian en las estanterías a la menor incitación. Por eso me es muy grato participarles que la revista La Peste, sugerente nombre de afanes creativos, tiene a bien publicar en su tercer número, dedicado a la Melancolía, un texto y una acuarela de este melancólico abarrotero.

Los invito a bajar la revista aquí o picar en la lateral superior izquierda del Antojo para ir directamente y pasar las paginas de La Peste, que créanmelo, no se van a arrepentir.

Los amigos que viven en la Ciudad de México pueden conseguirla  - impresa- gratuitamente en la Librería del Fondo de Cultura Económica (Miguel Ángel de Quevedo y Condesa). En el Museo de San Ildefonso, Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia ( 1 ). Librería Bonilla, La casita de Pan y otros puntos de cuyos nombres no tengo ni la menor  idea.

Invitadas están vuestras mercedes y espero como siempre sus comentarios picantes y gratos.
Sergio Astorga

Portada del # tres de la Revista La Peste, realizada por Samuel Castaño.