Es un pillo, jala trenzas y tiene la boca floja. Arremete con las normas. Los vecinos del barrio cuentan que se malogró cuando salió a pregonar. Vendedor audaz; vendía huevos con todo y claras, ropa, ungüentos, lentes para bizcos, pomadas para venas hinchadas. Su madre, muy ducha para las mentiras bien hiladas, le dejó una retahíla de proverbios que Angelito soltaba para cada situación.
“Obras son amores y no buenas razones”, le dijo una vez al presidente Municipal cuándo le vendía un extracto de miel de abeja reina. Desde entonces visitó la carcel del municipio treinta veces. Eso le dio un fuerza moral que se convirtió en un pozo de verdades y como conocía la historia y milagros de todos, pues, la gente le empezó a temer.
“Menea la cola el pan no por el sino por el pan” les gritaba a los enamorados.
“La memoria es como el mal amigo; cuando más falta te hace, te falla”. Les gritaba cada fin de semana a todos en la plaza pública.
Angelito es un pillo. La voz de la conciencia, por eso le temen.
“Al buen entendedor pocas palabras”
Saque sus conclusiones, queridos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario