miércoles, 20 de enero de 2021

Sirena de párpados varados


La sirena varada en su fiesta de guardar se peinaba con el peine que le regalo fulanita del rap. Tiene prisa de invierno y con su otoño de santo se mece en las olas de paso con sus labios pintados de rojo hoguera. A mitad del camino entre el bien y el mal desprecia la historia de Adan. Su vestido de sal se le unta en los muslos para soñar con aquel niño de los milagros en los cenotes. Su palabra de tormenta atraco en el barco de pesadilla del pirata febril, por eso su coquetería recuerda la conquista de las langostas. Como toda historia que se repite de vez en vez, se le añaden descripciones como escamas en su cauda. Por necesidad cambiaba de nombre y de rumbo cuando era más joven. Hoy, busca el placer salteado. Por eso cuando cada mes se agitan sus aguas se suceden los naufragios. Aburrida de la misma tonada ya no canta, confía en su bien ganada fama y en las regatas de enero. Besos azules sueltan amarras, llegan a la orilla y se instalan para siempre en la arena.

Ayer la miré con los catalejos. Se peinaba, y cuando el sol se marchó, su virtud magulló el silencio perverso del amante en curso. 

El corazón se me salió de la camisa.

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