El ángel se comió la manzana. Indigesto estuvo a punto de convertirse en hombre. En ese trance, vomitó. Luego, armado de pecho honesto, loco de honor puso de nuevo su nombre en el cielo, no en la tierra.
¿Lo sabías?
El ángel se comió la manzana. Indigesto estuvo a punto de convertirse en hombre. En ese trance, vomitó. Luego, armado de pecho honesto, loco de honor puso de nuevo su nombre en el cielo, no en la tierra.
¿Lo sabías?
Comenzó el desgaste en el kiosco. Tocaba la trompeta. Loco y bello sentía pena por todos nosotros que estamos ligados estúpidamente al sonsonete del diario. El balance es simple, los tonos mayores son suficientes para dar luz. Pero, siempre hay un pero, el tendero no ayudó mucho, borracho de depresión, dejó la radio prendida y todo el Universo ya está en oferta, dos por uno, canta el locutor. Karim, el trompetista, siguió tocando por convicción, sonando armonías para otro Universo.
Al fin se ha ido. Hay que tomar con calma los enveses porque los reveses se ponen en un frasco con agua de colonia y por siete días habrá que serenarlos a la luz de la luna en cuarto creciente.
No te digo el resultado por temor a que lo escuches. La llanura ya es terror al quedarse la luna exhausta.
Con su aliento de amoniaco se enamoró locamente de unos labios mortíferos. Él volaba, sumergido en la esperanza. María Luisa, suspiraba. Si tu quisieras, las horas anidarán celestiales tonadas. Que delicia que seas tan ligera, tan etérea. Me gustas porque presientes mi respiración.
¿Porqué sales volando?
Se le vino el amarillo como un bloque de hielo. Se congeló su dignidad. Por eso su corazón se arruga y pide el calor de un abrazo. ¿Qué hora será la cierta para tener afanes de franela?
Temblando, mira cruzar los patos salvajes volando hacia Canadá.
Todo mundo sabe que el hombre de hojalata es el antecedente conspicuo del robot. Este como aquél, tienen el óxido emocional en su fallido corazón. Por más acerbas que son sus respuestas se derriten al no encontrar motivación autónoma.
La ilusión de sentir los hace buscar el encuentro virtual con el Mago que los vio nacer
Ella llamó a C. No obtuvo respuesta. C, recostado, levantó el brazo para señalar al cielo. Un halo de buenaventura rodea la cabeza de Clara, afianzando su tercer lugar en el alfabeto.
Esclavo de su ira. Sacude su persona, sus cabellos, su maldad sentada a la diestra de su hombro. Él, quiere mudar, cambiar de bufanda, de chaleco, y buscar despejarse la nuca y quisiera reconciliarse con sus miradas cuando el reflejo lo lastima.
Ojala lo logre.
Ha llegado desde tierras chilenas el nuevo libro de
Lilian Elphick, “Fuera de Tiempo”. Muy a tiempo doy las gracias sin límite de
Cronos.
Quedó chula de bonita la portada, gracias a los editores de Sutopía y a mi carnalita por esta felicidad y
motivación.
Abrajolotes fuera de tiempo ahora que tenemos tiempo.
Deprimido por no encontrar donde posar su aguijón, divaga por los parques y avenidas procurando un brazo libre de compromisos.
Si usted conoce de un aspirante, favor de avisar por este medio.
El universo es una araña enorme. Sus ojos invisibles se mueven sin moverse. Con tantos pies que vibran, el ciclo recomienza armónico, elíptico, bello. El rinoceronte, el buitre, atónitos acompañan los flancos del átomo. Hoy enero comienza la ola con sus pies numerosos.
Vibremos.