-¿Porqué?- preguntó la culebra moviéndose en el agua.
-Tengo hambre de ti. No me gusta que te muevas- le contestó la víbora impaciente.
-¿De veras tienes hambre?
-Mucha.
-No te creo- desafió la culebra.
-Me molestas y eso es todo. Yo tengo mucha historia- sentenció la víbora.
- Eso es poder y no hambre.
- Es lo mismo para mí.
Cuando la víbora abrió sus fauces, un machete cayó cortando su cabeza. Una mano, de historia más reciente, también se moría de hambre.
Sergio Astorga
acuarela/papel 56x 76 cm.