El despertar en San Francisco sube entre columnas de vidrio.
Miles de ojos caen en cascada en un presente continuo.
Se reparte el espacio en un teatro de hormigón.
Llueve, llueve como si fuese pensamiento
repartido en calles estrechas.
El puente de la bahía salva el naufragio del viento.
Desnuda la ciudad palpita en miles de lenguas afiladas.
Los vagabundos jalan su carrito de supermercado
colmado de cobijas y de indescifrables pertenencias,
con un cigarro en la boca
invocan letanías como yerbas silábicas.
El mundo es pequeño, inmóvil,
una república de lenguas adivinando su capital de nombres.
De una palabra a la otra el silencio se inventa resucitado.
Desde mi ventana converso con la distancia
antes de que el anonimato me convierta en muro.
En el teatro de esta ciudad soy un ojo que deletrea.
Un muro hendido desde la altura.
Sergio Astorga
*vista de San Francisco desde el hotel.
CURSO VIRTUAL DE REDACCIÓN Y ESTILO: empezamos el 27 de enero
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A finales de enero, voy a impartir una nueva edición del curso de *Redacción
y estilo en la escuela de escritura del Ateneo de Barcelona*, destinado a
trab...
Hace 40 minutos.
18 comentarios:
Qué bello poema, querido Sergio. Me has dejado callada de silencio resucitado y necesario. Petrificada buscando el ojo que deletree. Profundamente admirada de esa lluvia de pensamiento repartido.
Bestial poema.
Un beso.
Poema y fotografía se complementan muy bien.
Muy bonito el poema y la foto.
Un saludo.
Sergio, resultaba más difícil integrarse en este paisaje. Sin embargo, transformado cual roca ya elaborada en muro, has sido capaz de transmitirnos el deambular de una capital con la misma magia que nos transmitiste la soledad de de la roca madre.
Al contrario que en el cañón, aquí
el cielo se muestra rebelde ante esa invasión geométrica de su territorio. Un horizonte despejado deja aparecer un cúmulo de nubes que lloran anhelando la naturaleza perdida.
Besarkadatxu bat
¿Cuántas historias se representan en ese teatro de hormigón y no salen de ahí?, ¿cuántas van contando, con su toque de misterio, esos actores itinerantes, mientras empujan su carrito de supermercado? Ese ojo que deletrea nos invita a no ignorarlas.
Maravillosa comunión de imagen, palabras y silencios.
Recibe un abrazo.
Qué hemosa descripción haces de una ciudad - quizá cabría decir un país - en el que la imagen del "sin techo" con su carrito arrastrando todas sus pertenencias sigue en primera línea. País de los extremos. Me gusta cómo te has inspirado desde la ventana del hotel. Besos.
¿Has estado en San Francisco recientemente?
Hermosa ciudad, con sus miserias también, como todas las grandes ciudades.
Saludos.
Excelente retrato, y no me refiero a la foto desde el hotel (que también tiene su encanto), sino al retrato que pintas con las palabras. Me han gustado mucho estos versos de ciudad.
Un abrazo de hormigón.
Izaskun, escribo rápidamente tomando aliento, caminar y ser caminado por una ciudad, por breve que sea la estancia, deja una tatuaje profundo.
Abrazos desde el piso 22
Sergio Astorga
José Antonio, imagen y texto, texto e imagen cotidiana preocupación de ests Antojos.
Por tu comentario veo que esta vez lo logramos.
Gracias.
Abrazos duales.
Sergio Astorga
Alicia, las grandes metrópolis tienen su encanto, en ellas se cocina la grandiosidad y la miseria humana. Con la ventaja de que no hay hipocresías que las oculten, se muestran así, cuando caminas.
San Francisco suerge entre colinas y está prendido en un suspiro. La falla de San Andrés es una pesadilla viva.
Abrazos a cielo alto.
Sergio Astorga
María Eugenia, un mundo interminable, una escenificación del drama humano, es bueno llegar solo como observador. El agijón no te penetra el hueso.
Abrazos apalabrados.
Sergio Astorga
Isabel, por aquí tambien anda Roma, muy diluida por tantas influencias, pero, te confiezo que siertas vistas desde las colinas, me hicieron ensoñar las colinas romanas. Ilusiones ópticas historiadas.
Un abrazo a ojos vistas.
Sergio Astorga
Lola Mariné, en estos momentos estoy en San Francisco, imaginando que estoy donde nunca estuve.
Abrazos en tiempo real.
Sergio Astorga
Maribel, llego a tu comentario y está a punto de acabarse el internet, aquí es hiper caro (en el hotel) mañana salimos de San Francisco de tarde y nos esperan 1 800 millas de regreso a los Alamos, y en algun hotel del camino donde pasemos la noche, me conectaré ya que es gratis, aqui en San Francisco es caro 17 dolares 24 hrs y el estacionamiento 54 dolares por día, claro estacionamos el coche en otro de 20res el día.
Disculpa, ya leí tu entrada, que bueno que ya está normal tu vida, despues comento más, se acaba, se acaba el internet.
Abrazos fugaces.
Sergio Astorga
Buen viaje de vuelta a Los Álamos.
Abrazos.
Maribel, ya me voy acercando, ya solo faltan 900 millas.
Abrazos desde un hotel a un lado de la carretera Interestatal 5
Abrazos viajeros.
Sergio Astorga
Dicen que Frisco sigue siendo un lugar alegre, por encima (o por debajo) de calles, rascacielos y avenidas. Que encuentres ese lugar y que el anonimato no te convierta en muro.
Abrazos.
Olga, muro de palabras, de sílabas, de conjeturas que son calles, de calles que son venas, ciudad que se camina forma parte de tu equipaje.
Un anónimo canto se escucha en las esquinas, voy con él.
Un abrazo mirando la bahía.
Sergio Astorga
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