Era un yo mismo antes de que vinieran a rasurarme. Me han mirado y se olvidan que quise decirles a su debido tiempo que, el dedo oponible es el único testigo de que hubo espíritu.
A mí me han castigado los dioses, me dieron un doblez innoble, una bola amarilla y un pájaro de signos como alas.
No te reclamo por el espejo sino por esta monótona forma de decir las cosas.
Sergio Astorga
A mí me han castigado los dioses, me dieron un doblez innoble, una bola amarilla y un pájaro de signos como alas.
No te reclamo por el espejo sino por esta monótona forma de decir las cosas.
Sergio Astorga
Tinta/papel 30 x 30 cm.
10 comentarios:
Este dedo oponible que marca las diferencias, que permite sujetar armas, disparar..
Pero en cambio, como es tu caso, escribir, y dibujar, pintar auténticas maravillas..
Gracias Sergio, por regalarnos la vista.
Un Abrazo.
Querido Sergio, la monotonía es una dama gris y aburrida que deteriora todo lo que toca. La mejor defensa: un dedo oponible que no acusador... y que nos castiguen los dioses como quieran.
Besos y abrazos.
Querido Sergio:
Monolingüe pero ni creas que monótono al decir las cosas. Entre la descripción con palabras y la imagen presentada surgen lecturas diversas e incluso divertidas.
Va un abrazo alado.
¿Crees que vamos así, hacia atrás, embruteciéndonos día a día? En ese caso, ni siquiera el recuerdo del alma nos consuela. Un abrazo querido amigo.
Sergio, hoy en día ese dedo pulgar oponible no indica que en algunos seres plurilingues haya espíritu. A los hechos me remito:
http://www.youtube.com/watch?v=4kDN49_bFno
Un abrazo de esperanza.
Martine, no tiene la culpa el dedeo sino quien lo hace culpable.
Las variantes son infinitas como dicen popularmente: cada mono en su mecate.
Gracias a ti por venir.
Un abrazo vistoso.
Sergio Astorga
Mari Carmen, esa dama gris, también podía ser un caballero ceniciento, que para monotonías no hay distingos de género.
Como bien dices, si los dioses son espejo, nos castigamos a nosotros mismos.
Muchos brazos y pocos grises.
Sergio Astorga
María Eugenia, me has tomado la palabra o la imagen. Diversas lecturas, rutas e interpretaciones yo buscaba. Recordemos que hacemos ficción. Tengo una serie de Monerías, dibujos de monos y mono (concepto) que me gustaría exponerlo. Esta serie tiene su referente. ¿Te acuerdas de José Juan Tablada? Y su celebérrimo Haiku:
UN MONO
El pequeño mono me mira...
¡Quisiera decirme
algo que se le olvida!
Pues este Monolingüe, intenta confrontarse, según me platicaba, con los monos (monoteísmo, monotonía, monosabio) y su descendencia, los egocentrismos y la posibilidad física de la espiritualidad. La espiritualidad no como un don, sino como un atributo propio de nuestra estructura mental. En fin como ves puras monerías contiene esta serie.
Un abrazo monumental.
Sergio Astorga
Isabel, una pregunta terrible la que me haces. No lo sé, te diría de inmediato. Estas Monerías, como comentaba a María Eugenia tienen el divertimento o la ficción de entablar un dialogo por las ramas y por el tronco. No sé si los monoteísmos hayan provocado espiritualidad más fina que los politeísmos. Qué tal si nuestra estructura cerebral crea y recrea las realidades. La responsabilidad sería mayor. Hay un mono dual en la serie de Monerías que afirma que sólo giramos en un mismo sentido y que no hay un hacia atrás ni un adelante, y que volverá el animismo como única forma de preservar la imagen que nos conforma. Hay otro mono que es memorable y dice que el hubiera es una prolongación del pasado. En fin hay Monerías para rato.
Un abrazo monotemático.
Sergio Astorga
Alicia, lo único que indica el dedo oponible es la posibilidad de que se desarrolle lo que llamamos espiritualidad, si no se ejerce y se desarrolla no es problema del dedo, sino de la mano que lo mueve y en eso está la distinción entre la humanidad y la animalidad.
El mono que nos ocupa, en acto inusual, reflexiona sobre la evolución que tuvo su primo. Es un texto de ficción con múltiples lecturas y una de ellas es el reclamo del mal uso de una habilidad. Es una Monería monolingüe y monotemática.
La esperanza tal vez es el dedo oponible al desencanto.
Un abrazo plural.
Sergio Astorga
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