La vida de las cosas: cielo y abismo. El minúsculo universo de tan grandilocuente encalla en silla. En los cestos de mimbre platos de barro de comida futura esperan y colgados como soles, en la pared blanca, losa redonda colorida.
Sin desviar los ojos, llegamos siempre a la conclusión de que todo palpita a su debido tiempo.
Fotografía: Una calle en Montaraz, Portugal.
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