El Sr. Braeburn vive como un campesino, no ha caído en la trampa del mito de la culpa. El se pasea sabedor que su manzano cuerpo le proporciona un contorno saludable. En poco tiempo ante los ojos maravillados de sus vecinos, consiguió que apreciaran su sonrisa frutal y esa capacidad para contar la historia de los injertos de sus antepasados.
Digo que vive como campesino, porque las ciudades le parecen la bancarrota del buen vivir. El Sr. Braeburn, se levanta temprano y como si diera un beso en la frente del día camina con la conciencia tranquila. No hay persona que no le quiera dar una mordida, por fortuna él lleva su roja utopía como latir de tierra.
Que sea para bien tanto candor, decimos, cuando lo vemos.
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