domingo, 10 de abril de 2016

Acera dominguera



Hoy es domingo y al caminar sin cólera por la calzada portuguesa parece que uno se embarca con pisadas desiguales. Subirse en una nao con el pensamiento fijo en la llegada. Subirse en ese potro, en esa ola en un domingo, es golpear la duda y pensar que se hizo tarde. Que tal vez un lunes, pudimos encontrar el mapa, lavar el vientre y cantar esas canciones que lloran los marinos.
Hoy es domingo y el esqueleto de las calles me dejan la sensación que uno navega siempre a pesar de tener el mismo oficio.
Cuando uno camina parece que hay destino.

Fotografía: calzada portuguesa, lo que queda, en Oporto, Portugal.

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