Alza su frente para que la fiebre se escape. Los reflejos acuchillan su cuerpo. De su ojo derecho un enjambre de lágrimas baja por su mejilla. El tiempo no pasa, arde, se consume, pero no pasa. En la calle los ladridos metálicos lo orientan, sabe que es su calle, que es su cama. Ella llega. La siente. Una mano colérica lo despierta. El tiempo se le abre en dos. Jadea. Un labio vacío lo reconforta.
CHISTEFICCIÓN
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Cuento chistes malos ante la estupefacción de amigos y familia. No lo puedo
evitar. Son tan malos que me río yo solo. Aprovecho para desearos feliz
Seman...
Hace 2 días.
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