viernes, 3 de febrero de 2017

El cartógrafo


El cartógrafo se desvela y lanza un efímero lazo por la ventana abierta. Busca grabar en su memoria la tranquila visión del medio día. Él, vigila el vacío y las venas del río lo dejan en vilo, imantado a esa pureza perenne de los silencios a la deriva. En su mesa están sus mapas como cicatrices sonámbulas de tierra. Por su razón se cuelan las nubes de la tarde y en carne viva, se le pegan las algas de otros mares. Su vida es insular y nada estéril, aunque son flácidas las puntas de sus lápices. En la noche, cuando duerma, sabrá sumergirse en esas aguas que tanto amor le han confortado. Por lo pronto, la brisa lo amarra con ese leve frío en sus orejas.

Fotografía: vista de Ribeira desde Gaia, Porto, Portugal.

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