El Sr.Euclides se quedó con el silencio de los labios. En su vía láctea se dejan ver los equiláteros y son paralelos sus recuerdos. Su cóncava mirada construye rectas equidistantes que permiten recorrer caminos de interpretación nunca vistos. De su ancho y su largo, poco se sabe, pero se deduce que le fascinan las mandarinas y los melocotones. De sus ángulos interiores retoma esa fuerza de carácter para enfrentar las dos hipótesis que tiene siempre enfrente. Aunque sabía que todos lo ángulos son rectos, lo mortificaba la distorsión del mundo que percibía. Estimulado al saber que los signos cambian y que lo que dicen a veces no dicen, se pasa la vida a distinta velocidad. Sabe que los catetos no suman su hipotenusa, aunque lo quiera.
366. Pequeño libro de instrumentos musicales - Pablo Montoya
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Edición de la Universidad VeracruzanaEl triángulo Quien lo inventó gritó
¡eureka! Porque lo suyo es tan grandioso como un principio o un axioma. Una
barr...
Hace 22 horas.
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