Que dulce es el recuerdo cuando llueve.
Resucita brillante en el asfalto.
Se van borrando ya las calles.
Seguiré bebiendo de esa gota
ya tan nuestra.
Año tras año,
por estas fechas,
la lluvia salpica los talones.
Reconozco la frescura,
el largo reflejo
que se evapora cuando sale el sol.
Y esa cursi manera de mirar al mundo
parece dejar la gota impura.
Antes de declinar, amigos,
abramos el paraguas.
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