Hecha de menos el cuerpo que tenía. Por los calores de abril cayó en el estanque. Las aguas tibias lo adormecieron, por eso Parente, no sintió que su alma abandonaba su cuerpo. Ciega de contento vagabundeo por los alrededores como un pájaro sin nido. Al poco tiempo se cansó y quiso volver a su cuerpo que se pudría en el estanque. Desconcertado picotea, rasca el corazón, sopla en los pulmones. Nada. Su cuerpo inmóvil no recordaba su antigua agilidad. Parente, desencantado y con desgana se asumió como alma en pena, esperando entrar en el cuerpo de cualquier tonto que pasase por el estanque. Con el tiempo la ira contenida la trocó por la guasa. Cuando un animal o persona se acercaba al estanque con su largo pico les tocaba en el lomo o la cabeza. El pavor los hacía correr desamparados.
Patente se sentía vivo y así logró calmar esa añoranza por su cuerpo.
Acontece.
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