martes, 15 de marzo de 2022

Los de afuera

 


Los ojos rehuían de las sombras de algas que en la pared de agua de mar gruñían. Huraño es el gesto matutino. El vínculo con los labios inferiores se fue desvaneciendo. La noche se tomó en serio su papel y se comió de sopetón las despedidas. Afuera nadie responde. El amarillo en duelo, como foráneo, golpea el empedrado de las calles. La familia duerme en el último relincho de sus miedos.

Pienso en el sexo y en el corazón, que como flecha se clavan en la conciencia. He logrado, gracias a la disciplina, un mundo de algas neuronales arropándome. Ellos guardan silencio.

¿Hasta cuándo llegará la oración pasiva que me de descanso? Se escuchan llaves.

¿Habrán vuelto?


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