Vienen las Gracias tomadas de las manos rondando con flores de sepulcro sus vientos de fábula y desgracia.
Cuando cruzaron el río, sonaron las fanfarrias de sus
canticos en las rubias mechas de su pelo. Fue entonces que las iracundas
vocales de Zeus se posaron en las venas verde azules de las Gracias.
Sí, son tres las Gracias, por eso a cada una se le
nubla la vista de su garbo.
Marchitas, modelan en la mente de Rubens, la algarabía
nocturna de chavalas.
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