El primerrumor del cielo se llenó de azul purísima, el segundo rumor fue una gracia que anunciaba el desastre, el tercer rumor se dio cuando un querubín se cubrió las cara inexistente con angustia.
Sí, llegó cuando fue expulsado de la gracia del altísimo nombre. Sí, llegó con los privilegios del rebelde: donosura y rabia.
No hay que retorcer el cerebro para darse cuenta que Ángel Coronado, aprendió un oficio. Desatador de cañería, le recordaba el pan nuestro del cielo ajeno.
Disfruta el error de noche y de día. No admite palabras que terminen en on. Sus palabras son dulces arrastrando la ere imitando a los astros celestes.
No le gustan las ventanas abiertas. El silencio lo quiere por ser caído de la antipatía.
Cuando conoció el mar, la corona se le enredó en el sargazo. Las conchas lo adoran, lo alimentan, y yacen con él en la arena fina.
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