miércoles, 16 de julio de 2014

Recalar


Sacarlo de esa idea es como navegar en un mundo de palabras sin sentido. En esta hora en que la ausencia tiene detenidas las barcas con esa cuerda antigua que sólo de verla se figura uno, porque es un figuración, que los siglos son indiferentes para quien los mira. Ellos, los siglos, son arenales secos donde agonizan los celajes. Ningún rayo de sol hace vida y las hediondas algas cubren las rocas como ocultando el talle de la sirena presentida. Es verdad, hay una noble lentitud en las imágenes. La respiración se contiene. Se alza la mirada para desandar lo mirado. El aire finge moverse, maternalmente desanda el camino entre los brotes de clavos oxidados. Las cuerdas mantienen tensa la mañana, son articulaciones que ligan la barca al muelle. EL agua espejea ese momento. Se provoca una zozobra al ver que el mundo se duplica incesante pero inútil.

-Aquí vengo todos lo días, me dice. Cruzo el río una y otra vez. Usted piensa demasiado, me recrimina. Si yo pensara lo que usted dice, nunca cruzaría el río. Lo que es, siempre será. 


Con una calma funeral, sube a la barca. Se puede leer Maria da Graça en la proa. Una fila de reflejos se acomoda. Un transito de agua parece que sonríe. 

Me digo entonces: es un error sacarlo de esa idea porque el mundo tienen sentido si navegan las palabras.       

Sergio Astorga Fotografía Miragaia, Porto. Portugal

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