lunes, 15 de febrero de 2016

A guisa de destino


- Para la suerte, se dijo. Se metió en la mochila esa laminita de corteza del árbol más querido de su calle. 
- Por si no te vuelvo a ver, se resignó.

Y fue verdad, nunca regresó. No por falta de apego y, la ingratitud no era lo suyo. Fue esa maldita sensación de sentirse refugiado a donde llegase.

- Cuando menos mi memoria tiene hambre de futuro, se dijo al entrar a la estación más frágil del año.

3 comentarios:

Cati delgado dijo...

Muy bonito

Cati delgado dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Sergio Astorga dijo...

Gracias Cati Delgado, por venir desde allá hasta acá.
Abrazos.