Mantener la rectitud o la vertical es uno de los principios que el otoño atesora. Los pechos colorados, los que saben del paso de lo días, lo saben. ¿Habrá que buscarlos? No a los días. A los pechos. Hagamos el esfuerzo aunque nos ardan los ojos. La verticalidad es una aspiración. Una altura que emociona.
Fotografía: Vímara Peres e Torre dos Clérigos, Porto, Portugal.
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