jueves, 12 de julio de 2018

Ciudad dada


Las ciudades tienen sus huesos a flor de calle. El murmullo del corazón y de la madrugada dejan la humedad como consuelo. Pertenecemos a lo que miramos, sin rebelión, dejando al alba reconstruir el alboroto cotidiano de la luz del día. 
Los pechos de las ciudades tienen, por azar, el corazón blindado. Es por eso que el tiempo sólo lastima su apariencia.

Fotografía: Escadas do Codeçal, Porto, Portugal.

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