Fuera del tiempo envuelta en
vapores de tela la veo en el aparador. Y le digo: quédate así, sin cuerpo como
el velamen de una nao que presagia territorio. No digas nada. Tu carne es de viento,
blanda. No respires. Toma las formas de mis venas, profunda como mi almohada.
Vaporosa. Me rindo. Y me interrogo:
¿Acaso sólo yo la veo, ella, tan pública
en el centro de la ciudad?
La calle es sedienta, orillas deseosas
de rumbo. Me entrecruzo con todos. Me confundo con los mortales, veo cuerpos,
bocas inactivas. Inútiles miradas.
Vaporosa, fuera del tiempo. Madurando
como perfume, como membrillo que se disuelve dentro de mi boca.
Fotografía: Montra Livreria Lello. Porto,
Portugal.
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