Estrenado en Austria, en su capital Viena, cuando esta pertenecía al Sacro Imperio Romano Germánico. El Trío Asonante para violoncello, arpa y piano opus 32 en La, encargado por el Conde Martz, tuvo una mediana acogida a causa de su disonancia, a pesar de que el Conde Martz, puntualizó que este trío debería ser de tal modo extravagante que ese fuera la razón de su futuro éxito.
Se dice, en los anales musicales de Viena que fue el propio Conde el compositor de la obra y no como quiso difundir la autoría al mismísimo Franz Joseph Haydn.
El Trío ahora se interpreta como una curiosidad sonora que ya preludia ciertas armonías propias de Gershwin.
Si bien es cierto que ejerce a lo largo de sus tres movimientos una tonalidad dominante, sus variaciones la hacen precursora de esa espontaneidad melódica tan gustada en Gershwin.
En honor a la verdad, tengo que decirles que la teoría básica del trío, que consiste en decir que el oído puede discernir sonidos armoniosos y disonantes sin tener consciencia de que existan o porque son aprendidos por condicionamiento, tales cualidades acústicas, no me convencen.
Resumiendo y concluyendo: el Trío Asonante para violoncello, arpa y piano opus 32 en La, no es de mi agrado.
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