Buscar lombrices debajo
de las piedras me acerca
a mi evadida condición
de ave de corral.
Mi pico advierte los poderes del aire
y las llagas que palpa
son de la atmosférica caída.
La fécula de mi vuelo
estuvo en la memoria genital
del primer ángel.
Mi taje de plumas
se guarda como tesoro de batalla.
Todavía recuerdo
la veta sonora de las campanas
y las tersas ramas donde dormitaba.
Asediado por el grano
profané al vértigo
por la rutina del abrigo.
Por la noche angosta,
el aire picotea la puerta del granero.
Mi morada ya es terrestre
y a la aurora la reconozco
como un agujero avaro.
Mil años ha pasando
el aire entre mi cuerpo,
por eso me miras un poco endurecido.
Si subes la torre y miras el vacío,
sabrás lo que es buscar lombrices debajo de las piedras.
Sergio Astorga
Cerámica 9 x 18.5 x 9 cm.
2 comentarios:
No sé, yo he visto en este texto una ave distinta que la de la imagen. Creo haber visto una bella pero fría y desprotegida veleta ansiando volver a ser el ave de corral de tu obra escultórica. Ya me dirás.
Un abrazo.
Alicia, aprecias la dicotomía claramente. La escultura no tiene la intensión dela consciencia, es hierática plena de si. El texto indaga, se cuela en una consciencia inexistente. Recuerdo el poema de Paz: “…todo su entendimiento es la garganta”
El vuelo es del hombre que se ha embarrado de ansias de libertad y de espacio pero…
Lectora fina eres. Hoy, texto e imagen no se concilian son pretextos de realidades.
Abrazo blando.
Sergio Astorga
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