Quizá esa niña no sabe que del otro lado de la madera de su corazón está el árbol hogareño del “no hagas nada”.
La niña puede mirar el luto pero el niño siempre juega a que adivina la solución.
El perímetro se mide inepto y en el cenit, el sol inclemente estimula las venas y agita las semillas.
El este y el oeste conviven pacientes a qué niño o niña quiera mudar de hemisferio.
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