Desterrada de la arena todo era azul en su universo. El tridente triunfante guarda el secreto submarino de su quemadura. En las orillas atardece el canto lúgubre y las medusas esparcen el semen verde. Ella, cabalga en una ola y desde las islas, el agua roca se consumen las horas sin refugio.
El tacto y el silencio han hecho su mirada fría. Si te la encuentras nunca la llames por su nombre, solamente dile: mi Reina.
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