jueves, 8 de diciembre de 2016

En círculos


Con la manía de perseguir su curvatura en las tardes frescas, el círculo se llena de inquietos bichos amorosos. Se escuchan los arrumacos como gotas sordas y huecas. Se abrazan, y de sus pómulos se logra ver el encarnado resplandor y ese fino liquido caudal del apareamiento. Hay un poco de rito solar, por lo caliente del júbilo y la descomposición de las ganas. Dentro del circulo se rinde el labio y las convulsiones subterráneas se coagulan de entraña y se disipan en el beso. El rojo los circunda y parece que la pesuña es hospitalaria cuando la desnudez reposa. Como escudo para el olvido la penetración se aterra en la humedad del círculo y es fértil el giro y es rotundo el regazo de las esferas. No hay titubeos cuando dos bichos se aman en círculos. Curvos y errantes se circundan.

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