viernes, 28 de julio de 2017

Don Ramón


Vermelles les cireres
tot llum, tot mar
tot claustre.

Ramón Xirau

El sagrado templo de su pluma lo llevó a ese claustro florido que todo sabio recurre cuando encuentra en la caligrafía gótica los misterios del trazo grueso y delgado. Lo que es en presencia esta ausente y lo ausente forma presencia, aseveración que supo desde su infancia mediterránea. Consagró como todo lector, el tiempo en dos momentos: el pasivo de la delectación y el activo de la dislocación. Porque toda acción se aleja de su útero y se descoyunta en el trajín del día a día. Por eso el claustro y la atalaya, el mar y las cerezas.
Gran recuerdo y enseñanza, Don Ramón, por los pasillos interiores dejas la fragancia de luz y de azucena.

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