Al mirarse al espejo la figura del tenedor se le presentó como tridente maligno al ser el ejecutante del kilo de papas fritas que engulló en la fiesta de cumpleaños de su sobrino. Observó, no sin repugnancia, la inflamación de su rostro. Triste por no controlar sus impulso más primarios buscó consejo en el recetario de la familia para encontrar algún purgante efectivo.
Encontró esta: ajo, sal de exxon, sal de globe y jugo de naranja. De inmediato le surtió efecto, tuvo problemas respiratorios y una fulminante desaparición de signos vitales. Otra tradición de la familia: el de ocultar las malas noticias. No le informó que tenía una cardiopatía desde que nació. Los reproches no se ocultaron en el velorio y en consejo de familia, decidieron revisar el recetario que tantas satisfacciones les ha brindado por generaciones.
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