Atrapados en la A, sin consentimiento se les mira. Son las ocho de la mañana. Hay frío en el silencio y en la hereje B, de los nombres el café se derrama. Considerando que son tres, nacidos de vientre de mujer y que su horóscopo era propicio para las ventanas, no consiguen salir. La A, es honrada, que pensará el profesor de la cordura. La familia los rodea, agrupándose indefensa fuera de la A. Ignoro cuál será el destino de ese encierro. El abecedario esta enfermo de impaciencia. Ay tan poca solidaridad en las letras que el desamor se cuela poco a poco a lo largo de la mañana.
Qué vergüenza señores no poder ayudar.
Ay de ellos.
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