De cascos ligeros su fortuna se juega en cada carrera. Se apuesta con mano blanda. Parece que el galope se confunde con el agua fría, esa que baña la cara cuando se pierde la apuesta. Dueña de los trayectos la jaca alazana cabalga con la sonoridad de los siglos. Crin al viento no se detuvo en las praderas sagradas ni en los edenes de heno. Algunas coplas le cantan por fina y dulce de cuerpo. Otras, rabiosas reclaman su descarado porte y su altiva anca.
La gente de cráneo común no sabe que la tarde siempre esta cayendo y en el sendero hay una tranquilidad violeta, porque en la jaca va el poeta.
Sergio Astorga Acrílico/tela 60 x 60 cm.
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