Hay horas en que los días se quedaron maternales, donde nacen los cardos y el calor de la hoguera se resbala. Uno se siente en realidad una boca más para el veneno.
Esto pasa y tiene muchos siglos.
Con mi café en la humeante frente digo: ya fui consumido por el fuego.
Sergio Astorga acuarela sobre papel
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