jueves, 14 de abril de 2016

Sardinera


María Asunción Guedes, quería una sardina. Fue tanto su apetito que poco a poco se anuló su carne y cuerpo. EL vestido que llevaba está expuesto en la calle das Flores con el estampado de cada uno de los clupeidos devorados. Sus hijos mantienen una relación estrecha y no permiten que la erosión lastime el buen semblante del colorido vestido. El marido, dueño de la tienda, orgulloso, muestra a su hacendosa esposa, como prueba irrefutable de su devoción al cumplirle los mas mínimos caprichos a su amada.

Fotografía: tienda en la Rua das Flores, Porto, Portugal.

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