martes, 31 de enero de 2017

lunes, 30 de enero de 2017

Desenlace


Como versión masculina deja mucho que desear dicen las hembras que lo miran pasar como una lamentable larva que pudo apresurar su crecimiento y así adquirir una cualidad prehistórica. Tiene un residuo de alas disfuncional que le obliga a caminar dando saltitos como fraile peripatético. Le ha salido un cuerno que ostenta en su punta una especie de hongo que le sirve de blasón. No tiene pico, que es lo que habría de esperar. Una especie de vulva carnosa le sirve de boca. A pesar de que es herbívoro, le ha tomado gusto a los anélidos y se le mira devorar detrás de los árboles frutales, largas y jugosas lombrices. A fuerza de verlo, francamente, uno comienza a tener grandeza de alma y le ayuda a escarbar la tierra para facilitarle el sustento. 
Era inofensivo, no sé porqué le tenían tanto recelo. Un día amaneció con espuma en su boca. Debí dejarle entrar a casa mas veces, me digo, al ver su fotografía enmarcada en la pared.

domingo, 29 de enero de 2017

Afrontamiento


Hace algún tiempo escuché a dos lectores decir:

- Tus aforismos no tienen profundidad, son demasiado inmediatos.
- ¿Tú creés?
- Claro, por ejemplo, si tu escribes: “La lectura es la única herramienta del saber” Los dos conceptos son acciones, no herramientas.
- Bueno, es en sentido figurado
- Figúrate. Por eso te digo que son inmediatos, casi un impulso por afianzar un alumbramiento.
- Entonces: "Los actos de lectura derivan en un saber".
- No suena mal, porque incluyes la lectura visual, cinética, auditiva, vamos la física y la mental. No calificas, solo alumbras.
- ¿Tú creés?
- Todo aforismo es una aproximación.
- ¿Un coqueteo?
- Mejor sigamos leyendo.

jueves, 26 de enero de 2017

Desdibujar


Se desdibujó frente a nosotros. Nos costaba trabajo entender cómo era posible esa transformación. Guardamos esa imagen por muchos días. Desenterramos la memoria en el café de siempre. Con el corazón apretado su madre nos contaba que desde chico le gustaba transformarse. 

“Lo llevé con el santito, lo empujaba, me recuerdo. Le salieron ampollas, tan delicado era. El santito no lo vio, después lo llevé al doctor; lo palpó, y me dio mala espina. Entonces comencé a darle un te de gobernadora y le machacaba dientes de ajos en un vaso de agua para buscar fijar su imagen. Nada sirvió. Me acuerdo muy bien que en la noche, se escondía, tenía miedo. Yo encendía la luz para que sintiera compañía, esa compañía que se siente cuando una mira. El abría los ojos. Esa mirada de desconsuelo, aquí la tengo, por eso nunca verán una luz de noche en mi casa. Yo quiero transformarme, pero no puedo. Descansar, atravesar la noche sin terror. Me dan ganas de seguirlo, eso pienso, pero me ganan los deseos de que se cure. Por eso no lo seguí. A veces me escribe, le sobra vida. Por eso no lo sigo. A mi santito, ya no lo visito. No supo como curar. Mis suplicas se fueron al aire. No lo culpo. Debí preguntar cuál era el bueno, el que conocía de transformaciones".

miércoles, 25 de enero de 2017

Muro III


El mensaje se encierra en sí mismo. Está vivo. Lanza afirmaciones que alguien atrapa. Un secreto a voces de líneas sobre la piedra. No sé si el escriba tenga en cuenta la porosidad del muro y su color y en base a ello escoja la tonalidad de los trazos. Palpable, la garganta del signo no tiene pies o cabeza. La ciudad fluye entre sus paredes como en el antiguo latido de la cueva donde una primera mano revivió la chispa de decir para otro: estoy presente.

martes, 24 de enero de 2017

La llave de la casa


Por generaciones se ha buscado la llave. La familia de Samuel Patricio, no ha sido la excepción. Tener la llave en el bolsillo fue la historia de su vida. Madre e hijo con esa demencia por encontrar, hicieron del éxodo su manera de estar en al mundo. Viena, Nuremberg, Ucrania, Perú, fueron recorridas. La dimensión humana tiene tantas fronteras que sólo la imaginación ejercitada puede trucar el lamento por la perseverancia. Samuel Patricio desde pequeño, se esforzó, no solo verbalmente, en encontrar un espacio para sentirse a gusto, a sus anchas. Se casó en Viena, en Domkirche St. Stephan, la Catedral de San Esteban, su esposa Anna, desde un principio sintió que la peregrinación sería su forma de vida. Buscaron la ciudad ideal y la calle donde estuviera la casa de su único sueño. Lukas, su también único hijo, nació en Nuremberg, en Albrecht-Dürer-Straße, muy cerca de la casa de Durero. Por eso, Lukas hablaba muy bien alemán, balbuceaba el español y tenía una gran habilidad para las ecuaciones de segundo grado y la trigonometría. Anna, tocaba el violín, habilidad que libertaba a la familia de los desencuentros. Samuel Patricio, los contagió de ese impulso atávico de encontrar el espacio ideal. Juntos siguen recorriendo ciudades y casas de los más diversos estilos y tamaños. Ellos saben, como nuestro ser íntimo, que todos venimos del llano en llamas.

lunes, 23 de enero de 2017

Encapsulada


Al bajar por la empinada Rua da Asunção, en la iglesia de los Clérigos, suplicante, necesitando del cielo, una santa se debate a ras de suelo. Dueña de mejores tiempos y gloriosas plegarias, se desluce día tras día. Miradas no le faltan, pero no se interesan en su misterio. Fue echada a la calle desde otro universo. Segura de sí misma, en sus maderas palpitan esas voces de azucena y la muchedumbre no le quita la piedad que algún día tuvo.
Es de cierto: en toda ciudad, por sus calles, hay una talla que ya no vemos abrumados al pensar en otro firmamento.

Fotografía: en la Rua da Asunção, Porto, Portugal.

domingo, 22 de enero de 2017

El Sr. Moises


Algunos dicen que se comió la letra M. Otro, que se atragantó de montaña. La verdad es que el Sr. Moises, tiene un apego al agua y dice que su inicial  describe ese movimiento y lo único que él hace, es dejarse llevar por el ímpetu natural de la letra. Soy acuático, afirma, y si lo miramos bien tiene una semejanza a un ser anfibio. No se desentiende del número romano pero él no tiene capitales de importancia, es más, vive de milagro, como navegando entre las vicisitudes de la tierra plana. Algunos maledicientes lo provocan al decirle que es un mugido de persona. Él se reafirma y murmura ondulante como canto marino y retoma su sitio. Todo mundo sabe que en boca cerrada los labios  anuncian la M, de ahí le viene que el Sr. Moises sea tan expresivo y tan mimético. En sus clases, porque es maestro de párvulos, logra cautivar a los niños con su magia discursiva. Si lo miras por la calle, no masculles comparaciones malsanas, es un poco cargado de hombros y parece que se ondula al caminar pero, es sin lugar a dudas un meritísimo homo. Miradlo.

sábado, 21 de enero de 2017

Cuadragésima columna


Algunas columnas muestran su simetría aunque estén a buen resguardo.

Fotografía: en algún momento en Braga, Portugal.

viernes, 20 de enero de 2017

El problema de la familia D.


Las atrocidades nunca vienen solas, se leía en un baño público. Y era verdad, pero lo que no explicaba esta sentencia es la perversa manera que tenemos de verlas venir y quedar pasivos. Así le pasó a la familia de Donald. El chamaco les salió misógino, vulgar, y por más que intentaron ablandar su nunca hallada humanidad, los instintos quedaron sueltos, sin amarre. Pero, tenemos un largo rato gustando de estos bichos, ¿nos gusta acaso la pólvora y el sacrificio? El fósforo enciende rápido en nuestra apatía. Entendámonos, nuestro martirio tiene mucho de nuestro gusto por la fealdad y por los clavos. Así les pasó a los papás. No hubo retorno, se entrelazaron la ceguera y el miedo. Nunca lo enfrentaron y de mayor, sólo aprendió a masacrar la indecisión de los otros. Que el mundo es así, lo dicen todos los desaparecidos y sigue vigente el idioma de los huesos, de la zona fría. ¿Qué dicen los vivos? ¿la agonía mundial? Los padres de Donald, están en blanco, atascados en el círculo del déspota. Sin embargo, en el barrio, los vecinos se han reunido y han sacado filo a los lápices y se siente un sudor de nube y de esperanza. Tuvo que ser Teresa, la mujer que lo cobijó engañada, la que tuvo que abrir el grillete y enfrentó al chamaco y le aplico la física de aquí no pasas y los pocos hombres que había en el entorno, dejaron de ser mendigos y unieron sus gargantas. ¿Habrá tiempo? preguntaban los padres. Hacen falta voluntarios, les dijeron. Otra ves los voluntarios llenándose los hombros para cantar el himno siempre trunco de las voces.
Es bueno que el vecindario comience a valorar el sonido de las sílabas en las frases. No hay micro que no lo sepa.

jueves, 19 de enero de 2017

El Sr. Goa


EL Sr. Goa, piensa ha perdido su cartera. En ella su billete de identidad, su licencia de conducción y esa fotografía de cuando tenía 10 años, retratado con su uniforme de jura de bandera, los lunes, y con un semblante sereno y adusto como corresponde a un abanderado. Su primera estrategia fue desandar el camino y ver si la encontraba  en el piso, la cartera no traía dinero, así que pensó, con toda lógica, que de nada servía una cartera vacía, así que por humanidad el posible dueño o dueña, la dejaría en el lugar. Desandar a veces es inútil y el Sr Goa, llegó a la última esquina recorrida sin resultados. Entonces trató de reconstruir mentalmente los momentos previos a la perdida. Evitó el hecho de cama y regadera, visitó lo habitual: camisa blanca, un pantalón café de pana, un saco color crema ácida y sus zapatos de suela de goma. Nunca desayunaba con cartera así que no se detuvo. Claro, antes de salir, junto con las llaves tomo la cartera y la pone en el bolsillo trasero del pantalón, siempre a la derecha, era diestro. Salió de casa, le dio dos vueltas a la llave y se encaminó al puesto de revistas a ver si la revista de Historia ya había llegado. Pagó con monedas, no sacó la billetera. Caminó por la calle de Cabral y dio vuelta en Gonzaga, nada que contar, hasta llegar al punto donde se encontraba haciendo ejercicio mental. Entrar a al café fue su mejor opción. Pidió un café americano y un bizcochito, repasó metódicamente todo el recorrido y nada. No encontraba el momento de la perdida de la billetera. Lo que le preocupaba era la fotografía, los documentos podía sacarlos de nuevo, con inconvenientes, pero conseguía. ¿Y la fotografía? -Dónde la saco, es un tiempo congelado, no puedo volver a ese momento - cavilaba el Sr. Goa desconsolado. Para estas emergencias, el posible extravío de la cartera, traía monedas, había comprado la revista y le sobraba dinero para otro café. Extenuado y triste bebía cuando se palpó el pecho y descubrió en el bolsillo interior del saco, un bulto que vaticinaba el encuentro deseado. Casi llora, si no es porque una señora lo miró como se mira  a un sueño pesado. Pidió otro café. – ¿Por qué mira así esa señora? ¿No me conoce? ¿Cómo se atreve? El Sr. Goa, buscó un poco de ternura y sacó la fotografía para acariciarla lentamente, dando la espalda a los ventanales y al atardecer. 

miércoles, 18 de enero de 2017

Muro II


No hay duda que toda historia tiene una descripción. Una condena o una llamada  por mas críptica que esta sea. Hay un Miró en esa intensión de jugar con el trazo o tal vez, un Tapies, tratando de inscribir un Tao. Las voces urbanas son violentas, se apropian de un espacio, de una superficie y su intención es comunicar. Un destinatario, que no somos nosotros, es un alguien que sabe descifrar el código. Es verdad, tiene que haber un territorio común, pasar por el mismo lugar para que tenga sentido o tal vez, el sentido es la permanencia en ese recóndito espacio dentro de la selva urbana. La superposición de trazos, grosores y tonos nos cautivan por espontáneos y bellos. No hay representación de objetos, es la materia y sus signos. Por fortuna no hay un curador que quiera llevar a un museo este brote estético. Por fortuna, el origen de las Arte es clandestino.


Fotografía: Muro en las Escadas de Monte Cativo, Porto, Portugal.

martes, 17 de enero de 2017

Peña abajo


Todos sabían que conocía todos los caminos. Desde el despeñadero hasta la explanada, él caminaba como ese viento que sopla y arrastra todo. Como si tuviera uñas escarbaba los caminos y lo sabia todo, brechas, atajos y esos caminos descoyuntados, secos, envuelto en polvo. Su caballo como un fantasma sin ánimo de lucro, arrastraba sus pezuñas dando tumbos y mordiendo el polvo. Dicen que fue arquitecto, por eso si lo llegas a mirar a los ojos, tiene apretadas en las pupilas ciudades bien trazadas. Dejó su vida constructiva para andar estos caminos, que se le cayó un puente y muchos muertitos le apremian el paso. Habla poco, le hacen falta los rincones para que anide la palabra, entre tanto descampado, sólo la voz interior rechina y acompaña. Un día lo encontraron, cuando la constructora quería hacer un complejo turístico.

- Usted vive aquí.
- A veces.
- Nos puede decir si hay un poso cercano. El satélite nos dice que sí. Todo está tan plano que creo que nos perdimos.
- Aquí uno se pierde y eso es bueno. Es la ley.
- No tengo tiempo para acertijos. ¿Sabe o no sabe?
- ¿Alcanza a ver esa peña colorada?
- Si. 
- Baje y verá árboles. Ahí esta el agua.
- Gracias.
- Tenga cuidado, de repente caen rocas como venidas de la nada.
- No se preocupe, somos expertos.
- Vaya. Ya comprenderá lo que le digo.

lunes, 16 de enero de 2017

Sol de medio día


Naranja fue la causa redonda que las tiene juntas. Fue el día en que la ciudad quedó a oscuras. Ellas se encontraron, más bien, chocaron la una con la otra en ese juego de luz contra la sombra. Se tomaron de las manos para refugiarse en la primera casa vacía. Todos los habitantes se fugaron delirantes cuando informaron que la ciudad quedaría a oscuras. Ellas conversaron largas horas con los ojos cerrados y decidieron hacer sol  frotando sus cuerpos hasta que un chispa fue tomando redondez. Como vidrio soplado, al medio día, como un cacique naranja, nació con el aliento de las tres mujeres. Colgado de la puerta, ilumina el interior sin importar que la ciudad muera de frío, desolada. Ellas sueñan su sol y se reconocen y danzan, esa danza del comienzo.

domingo, 15 de enero de 2017

Muro I


En los fragmentos la materia se multiplica, por eso el muro es el terreno del apetito y del mensaje intocable para los que están fuera de sus signos. En la superficie, con el rostro de la intemperie, trazos se amoldan a la rugosidad o lisura. Los oídos esperan el mensaje que traduce la mirada. Son mensajes secos, clandestinos, y una especie de soga nos enreda mientras el rabillo del ojo intenta persuadir de lo inútil que es tratar de entender. Buscamos entendimiento sin saber que somos forasteros, que sólo caminamos delante del muro. Queremos nombres y sólo la espuela del trazo se obstina en su hermetismo. Nos consuela saber que los cantos se graban en la piedra y que alguien descifra ese misterio visual. Hay una estética matérica. La jeta de la belleza es asombro, contemplación que se marchita cuando se interpreta. O tal vez, los muros* palpitan palabras que no son para nosotros, por eso vemos desnudez y nuestros ojos brillan inocentes.

Fotografía: mensaje en granito. Porto, Portugal.

*inicio de serie.

viernes, 13 de enero de 2017

Trigésima novena columna


Algunas columnas son tan antiguas que la madre tierra las tuvo erguir. 

Fotografía:  Bryce Canyon, Utah.USA.

jueves, 12 de enero de 2017

Caballo lineal


Era un esbozo de caballo. De finas crines y atenuadas líneas. Su forma se repasaba ya con color, ya con esa inseguridad de acertar a su bruta belleza. Nunca conoció más pradera que su propia página, sin embargo, tenía los ecos de los espacios mongoles y de los desiertos de Sonora. Nunca asistió a la doma y los jinetes solo lo miran con recelo y codicia. Su pezuña, esta hecha para estar a resguardo de las tormentas terrestres. Su relincho, es la suma de la las aventuras contenidas y en su lomo se puede ver la reminiscencia de Babieca. ¿Lo notan?

miércoles, 11 de enero de 2017

La actualización de la manzana


No pudo evitar la tentación, él como tanto otros,  sucumbió ante la posibilidad de actualizar su poder al morder la manzanita. 

martes, 10 de enero de 2017

Trigésima octava columna



Algunas columnas en su interior se ahuecan para proyectarse al infinito.

Fotografía: Eclipse by Fahr, Alumnia. Largo d Perdição, Porto. Portugal.

lunes, 9 de enero de 2017

El ave de la ala roja


Su fulgor es de intemperie y es genital como la gota. Se gastó su tiempo con sus alas entre los metales de los otras aves. Hostil a los discursos melancólicos, dejaba su peña para cantar bajo el sonido de sombras ambulantes el relámpago de la rebeldía. Son racimos sangrientos los que cuelgan sobre los cielos y cada lámpara encendida es roída como esa copa negra que nos dan de beber sin saberlo. De ciudad a ciudad atravesó el pecho del mundo para hundir la pluma de la altura.
Como todos las águilas, sostiene en el pico el dedo del aire y tal vez podamos, al mirarla, escalar a otro mundo menos vacío.

viernes, 6 de enero de 2017

Café de altura


La realidad del café se aposentaba ese lunes a sus anchas. Su aroma tostado y esa acidez propia del café de altura lo hacían perder la cabeza. La rotación de su mirada, la sed de sus labios y esa interrogante cotidiana se abría paso. Nada de azúcar y sólo dos cucharaditas monosilábicas le daban la seguridad de sentirse planeta, como un sueño litigante.

miércoles, 4 de enero de 2017

Enero


El rostro enmarcará los meses de los días y tal vez, las enfermizas alegrías sonaran con nuevos pensamientos. Enero comienza almo, con la mirada fija en un presente de alta mar y la majestuosa incertidumbre de las horas.
Comencemos como si viniéramos de muy lejos, frágiles y astutos; inquietantemente protegidos por una calma chicha.

*Como todos los años por respeto a las personas que adquirieron su calendario, los dos primeros meses pondré sólo la portada. Si quiere adquirir el Calendario, todavía está a tiempo puede pedirlo.