Estimado Señor Cutiño
Me permito enviarle esta misiva para hacer de su conocimiento que estoy esperando el encargo que le hice hace ya algunos días, seis par ser concreto, en el que usted quedó muy formalmente comprometido a enviarlo a mi casa. No admito esa historia de que la dirección estaba errada ya que la envié tres veces, así como el teléfono y mi correo electrónico, para, sí hubiese una eventualidad, de inmediato pudiera contactar conmigo. Tampoco admito el que llevara a todos lo miembros de su honorable familia al hospital porque toda ella tenía marcada una consulta, en diferentes días, casualmente los mismo en los que estoy encerrado en casa esperando.
El hormigueo en mi cuerpo no me da un momento de respiro. No puedo comer, sólo al ver ese gesto impávido y esa rigidez en en mis manos me provoca una enorme ansiedad y tristeza. Usted sabe que lo único que me consuela de este abandono en el que me encuentro es el control. Le agradezco que me quiera prestar el suyo, pero ese no es el caso, no crea que es soberbia, ni orgullo, es que literalmente estoy inhabilitado, si no tengo el aparato; el EEF me es vital. Mi esposa llega tarde y cansada, mi hija vive en el extranjero y sólo en el verano me visita.
No sabe el dolor que me causa escribir estas pocas lineas, llevo todo el día tratando de controlar mis impulsos. Usted sabe que estoy sin coordinación, apiadase y si no tiene mi Estimulador Eléctrico Funcional, mándeme a su asistente o a una de sus hijas para que pueda cambiar de hoja al libro o cambiar de canal de televisión.
Su pronta respuesta me hará felizmente humano.
Gracias.
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