Algunas casas tiene la pretensión de los aretes. Uno camina quitado de la pena y de repente una casa enseñan sus orejas colmadas de filigrana. Deja la sensación de que es habitada por alguna princesa del oriente que como la de Darío: “…persigue por el cielo de oriente, la libélula vaga de una vaga ilusión”.
La sentencia que dice: vemos lo que queremos ver, nunca ha sido tan cierta.
Fotografía: alguna casa por la Rua Brito Capelo, Matosinhos, Porto, Portugal.
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