jueves, 7 de mayo de 2020

El Señor Maraca



De alma llanera tuvo desde el inicio una infancia de sonaja, amorosa y oscilante. Su papá decía que tenía semillas en la cabeza porque al gatear hacia un tin tin melodiosos y encantador. Eres un idiófono le dijo su tío, sí, eres un resonador aumentado. 
El Señor Maraca siempre tuvo ritmo aún en los desencantos, él sacudía el cuerpo y ponía a danzar a toda la gente.
Con el paso de los años llegó a tal virtuosismo  que lo buscaban para animar las reuniones. Cumbia, joropo, bachata, merengue, percutían al mover su cabeza. 
Su desgracia llegó con el amor. No por las jaquecas que le provocaba la ansiedad, sino porque su enamorada no gustaba de las percusiones, ella, melódica, montaba en cólera cada vez que el Señor Maraca caminaba.
Es una pena que la incompatibilidad de caracteres dé al traste con aquella frase de  Lawrence Durrell "La música es amor buscando palabras".

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