Tanta lagartija en la almohada y tanto afán de tumbarse. ¡Ah! por desgracia las sábanas nuevas no motivan, no tienen la huella del sudor. Un querer amar por los dos lados. El lado amable del arrullo y el duro rigor de pesadilla. Dan ganas de dormir y dejar de sentir este craneo inflamado con la celebre frase de no puedo. Conciliar, matar ese infortunio de estar despierto. Se me quema la noche y todo es un charco de universo.
Me arrastro y te pido que leas, que comentes y no te levantes si tienes sueño. Es tan triste ver dormir y no mojarse. Soy un ojo que nunca pestañea. Un dormitar como futuro quisiera. Sin explicaciones, sin causa.
Me sobra noche.
¿Percibes?.
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