Como un gran mástil al
que le corre sangre de luz roja, se eleva la Torre Vasco de Gama en el Parque
de la Naciones. Se abre paso limando los nervios del aire. Abajo, el Tejo
repasa su destino de rio. No hay alas, sólo la soledad del cuerpo erguido y la resurrección
del vértigo. No hay puentes para la mirada y las orillas se elevan sin
esfuerzo. La noche vine llegando y la vida marítima se confunde con la anarquía
del hombre en tierra. A babor, un sensación lenta de alivio y brisa. Surgen
recuerdos de otros adioses que tuvieron otro ríos que van al mar. El mulle
verdadero está lejano y sólo la mirada puede desabotonar cada brillo de la
Torre. El éxtasis del misterio es bullicioso y errante. Las aguas eternas se
van confundiendo con la noche. La distancia a lo alto de la Torre, se sumerge
en la boca de esa creatura que fuimos construyendo al comenzar el ascenso. Toda
esa seducción se oprime en el negro horizonte. Buscamos puerto y comenzamos a
descender hasta que la mirada regresa a tierra firme. Se vuelve a mirar y una
avaricia, como si fuera un remo, nos vuelve a subir a ese delirio de altura y
nuestro cuerpo junto a la luz roja nos gritara: “al abordaje, marineros de
tierra”
Sergio Astorga: Fotografía
al pie de la Torre.La torre Vasco da Gama es una torre de estructura de acero,
de 145 metros de altura, construida en el Parque das Nações, en Lisboa, para la
Expo '98. Fue proyectada por el arquitecto Regino Cruz.
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