Al subir la mirada tuve una sensación Nouveau. El viento, por momentos pasó como un arrebato exótico. Las ramas secas de los árboles parecían cabellos enredados y una asimetría voluptuosa quedó como fistol durante toda la mañana. Un cielo de cristal exaltaba el color opalino y por no perderme en la ornamentación, busqué inmediatamente una calle donde pudiera depositar mi perturbación en piedras del románico.
Fotografía: Pela Rua de Cedofeita, Porto, Portugal.
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