Que no son para el florero. Son para el duelo, me dijo una señora que quiso que la besara. Que bueno que no entiendes el ingles me dijo Aburto, no eran besos lo que quería, un turismo que no es el tuyo.
Es crudo aceptar andar por la calle desprevenido, buscándose la vida. Por estos lares me siento suicida o muy decente o muy tarugo. Soy conductor desde los catorce, me he tragado los kilómetros como si fueran garrafas de cerveza y me sigo desatrancando en las curvas. Hay quien dice que la debí besar. Soy de poco porvenir en el arrojo. No he mordido el anzuelo, no importa la carnada. A mí me gustan los caminos, por mis venas no corre sangre de recién casado.
No me voy amargar porque no lo entiendas cuando me veas. Las flores también sirven para el duelo, corazón.
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