sábado, 14 de noviembre de 2009

Ofrenda para Caricias Perplejas

Para Olga Bernad

Como la pluma que gira sin aire
así cuelga la caricia.
Anegada en la mano
arranca besos de cobre
y de su perfume azabache
el mundo respira perplejo.

Cuanta cabellera oscura
como arpa nocturna
y cuanta fuente de jade
se apoya entre palabras.

Los cuerpos blancos desnudos
suenan sus mundos duermen.
Sus ramas engendran
manantial de mujer,
disipando su tedio con su fiebre.
Fruto que comienza en semilla
y acaba confundido en cáscara.

El antifaz del aire es de polvo
y en el portal del miedo
el vidrio molido del rechazo
se obstina entre las sabanas.
Así de riguroso es el desastre,
nieve que aprende a derretirse.

Con la azúcar morena como tarde,
las horas caníbales
dejan un sabor de luz visible,
un peso embelesado de nostalgia
y una caricia perpleja por piel.

Sergio Astorga
Tinta/plumín 15 X 30 cm.

16 comentarios:

Olga Bernad dijo...

¡Gracias!
Es una serie preciosa, y es un honor estar aquí; gracias, gracias por el dibujo y el poema. Eres un sol del otro lado;-)
Un beso.

Gemma dijo...

Estupendo poema y dibujo. Mira que nos tienes con la boca abierta de puro asombro. ;-P

Me encantó eso de: "Cuanta cabellera oscura/ como arpa nocturna/ y cuanta fuente de jade/ se apoya entre palabras."
Más besos

Lola Mariné dijo...

Que bonito, Sergio.
Otra propietaria de blog feliz.

Esperanza dijo...

Sergio, me encantan todas estas acuarelas, fascinantes. Ya me gustaría poder ver en vivo una exposición tuya.
Un abrazo

Maribel Romero dijo...

Qué belleza, no sé si cada vez me gustan más o es producto de la sorpresa que me causa lo que está por ver. Me encantan las ofrendas de hoy. Más felicidades.
Y abrazos.

Triana dijo...

Ya las niñas lo han dicho todo, y coincido con ellas, felicidades Olga y gracias Sergio de nuevo por tus regalos. (Todos estan guardados)
Un abrazo con mucho sueño.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

No había visto el tuyo, Olga. Felicidades por el regalo y chapeau por el maestro. Un abrazo.

Alicia dijo...

Sergio, he releido las ofrendas y he mirado las imágenes. ¡Cómo elegir! ¡Es imposible! ¡Qué dedo nos cortásemos que no doliese!
Besarkadatxu bat

Sergio Astorga dijo...

Olga, llego tarde al comentario en día nublado a buscar ese sol que mencionas.
Un tallo invisible nos habla y un trueno en monosílabos llena la canasta de grillos.
Se calcina el viento y es un deseo dejar huella en tu lectura.

Algún día entre las sombras...

Gracias por venir.

Abrazos perplejos.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Gemma, seguir la huella, el olor que se riega cuando uno regresa de la visita, eso pretenden ser las ofrendas.
Candelabros encendidos en un antojo para que el polvo no lo empolve.

El tiempo es de manos ocupadas.
Me ocupo.
Tengo tiempo.
Gracias por seguir.

Abrazos desenterrados.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Lola, eso espero, solo abrir las ventanas de la casa para salir con los ojos cerrados, a veces cerrados.
Un abrazo vivo.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Esperanza, en tu nombre se encuentra la bastedad de los deseos, como quisiera tener un clavo para colgar formas en los muros.
Algún día...tal vez mañana.

Un abrazo de esperanza.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Maribel, solo tu entusiasmo logra apaciguar el miedo.
Voy subiendo la escalera y las presencias aparecen y desaparecen, es un vaivén de horas y lo que veo es menos de lo que ignoro.
La coincidencia es puro azar.

De nuevo gracias por seguir en estos corredores.
Abrazo caminante.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Triana, las niñas coinciden al abrir su mano y el mundo parece que crece y muchos peces sin revés vuelven de colores el estanque.
Que las niñas no me abandonen. Pido.

Abrazos de niño subido al potro.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Antonio, que la sangre corre despacio y entre los páramos citadinos los bicho palabras se bañan y se ponen sus vestidos de ayes.
Juguemos a conocer lo que no sabemos.

Un abrazo sin sombrero.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Alicia, con las sienes hinchadas puedo decirte que no tengo mas azul en los violetas. Solo me derrumbo entre voces.

Es bueno saber que no te disgustan las ofrendas. Yo estoy compacto, casi ciego, husmeando y zumbando todo el tiempo.

Un abrazo entre plumones.
Sergio Astorga