Si cae la cubeta,
es un decir,
se mojaran las cienes
de los hombres ancianos
y el viejo cuaderno de los niños
no tendrá donde iluminar sus férulas.
Las sumas y las restas
se mojaran de la cintura para abajo.
Si se derrama, digo, el agua,
dejará el tintero vacío y los guerreros
y sus hijos bajaran
la voz y perderán el rumbo.
Si se cae la cubeta,
y esto lo digo,
porque se acerca el día de muertos,
la materia conocida perderá el aliento
y el antebrazo no podrá tolerar
los lápices chatos, sin punta.
La maestra del kindergarten,
no dejará que la cubeta se derrame,
dirá, cuando enseñe el alfabeto,
cerremos la llave para que no se llene nada.
La Unión Europea y la Liga de las Américas,
cortarán las cabezas cóncavas
y no habrá rumor de agua
por ninguna parte.
Si la cubeta se derrama,
cómo va quedar el llanto: ¿seco?
El reino vegetal y el animal
también, en su rigor,
no saben qué decir
porque no saben deletrear.
Si están asustados,
procuren su cubeta.
para que no tengamos pavor de derramarla.
Madres del planeta,
no aparten a sus hijos de la llave
que si se cae la cubeta se abrirá el proceso
y la pata del mundo se amarrará a la pena.
No digan que no lo saben,
si la cubeta se derrama, repito,
la trenza esa de la vida,
perderá la voz por el estiaje.
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